miércoles, 1 de abril de 2009

La soledad de los tres palos

Es difícil ser aquel que solo se lleva la culpa, aquel que nunca hace bien, aquel del que solo se acuerdan cuando falla, pero nadie aplaude cuando acierta. Es difícil saber que, aunque hagas tu trabajo bien, que cumplas con creces, siempre estarás mal mirado. Es díficil ser esa persona, es difícil ser Víctor Valdés.

Víctor Valdés, que siempre ha tenido que soportar comparaciones con Iker Casillas, con Pepe Reina... y con cualquier otro que se enfunde los guantes. Valdés, quien para penaltis, quien tiene un juego alto muy seguro, quien pese a no tocar casi balones debe estar preparado para ello, en forma, atento, concentrado. Si hace una buena parada es tan solo su trabajo, si le meten un gol es el peor portero.

Si sonríe bajo los palos es porque no se toma su trabajo en serio, en cambio, si está serio es porque es un 'chulo'. No hay un término medio siendo Víctor Valdés.

Si un delantero falla quizás su error no se note tanto como puede notarse el error de un portero, llámese Víctor o Edwin, si un portero acierta, siempre parece estar bien, siempre que no se llame Valdés.

Desde que llegase a la titularidad en el FC Barcelona, Valdés siempre ha sido discutido, sí, como lo han sido todos los anteriores... Hesp, Dutruel, Baía, Reina, Rustu, [...], pero algo debe tener ese 'mal portero-chulo' que después de tantos años igue llevando el '1' en la espalda, sigue soportando las malas caras de la afición y las críticas no siempre merecidas.

Víctor está solo bajo los tres palos. Unos se llevan los aplausos y las luces, él, pese a llevar uno de los pesos más enormes que es el del '1' azulgrana, no es aplaudido, no es respaldado, al menos no en la medida en la que el portero de un club como el FC Barcelona, como Víctor Valdés, se merece.

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