miércoles, 12 de mayo de 2010

48 años y 500 noches...


Mucho han tenido que esperar los aficionados atléticos para volver a saborear un título europeo.

Ante el Fulham no hicieron, ni de lejos, su mejor partido, pese a ello, sin duda, merecieron la victoria. La tuvieron.

La cantera del Atlético de Madrid está llamada a ser grande. De Gea, Domínguez, Jurado... aparte de los que llevan el cartel de 'cracks' que ayer, como lo que son, aparecieron en los momentos justos y necesarios. Forlán, para anotar el primer gol, y Agüero para dar el pase del gol de la victoria, sufriendo, como buenos colchoneros, y nuevamente Forlán, como los grandes, apareció para poner con su pie, el pie de todos los aficionados atléticos en la gloria nuevamente.

Necesitaron 48 años, largos, pero anoche por fin, Antonio López, como capitán rojiblanco, volvió a levantar una copa, en Europa. Increíble momento para los aficionados futboleros.

No soy del Atlético, aunque admito que envidio su afición y me alegré como la que más por este triunfo. Lo sufrí los 120 minutos, pasé nervios, alegrías y decepciones pese a no ser 'mis' colores, y me alegré ENORMEMENTE al ver a los jugadores celebrar con locura el segundo y definitivo gol, y hasta me emocioné al verles pasar la copa de unas manos a otras, orgullosos, alegres, cansados y emocionados también.

Los trece mil aficionados colchoneros que había ayer en Hamburgo, se merecen un gran aplauso, esos trece mil, y los otros que estaban en casa, en los bares, en la calle, en el coche... atendiendo al partido. La afición rojiblanca es de otra galaxia...; si el equipo gana: aplausos para animar; si el equipo empata: aplausos y gritos para animar; pero lo mejor de todo llega cuando el equipo quiere y no puede: la afición se vuelve loca animando, aplaudiendo, gritando, cantando, coreando... sin duda, una afición digna de elogio.